Fue un anticuario que dirigió el Museo de Ciudad Domino. Su mujer y su hija Amane Bakura murieron en un accidente de coche, al cual su hijo, Ryo Bakura, pudo sobrevivir. Dedicó gran parte de su vida a buscar la Sortija del Milenio. Cuando sus pesquisas le condujeron al Valle de los Reyes en Egipto, se mudó a dicho país con su hijo. Ryo temió que su padre pudiera correr peligro, así que se introdujo como polizón en el barco que le llevó al Valle de los Reyes. Bakura llegó al Santuario del Inframundo, donde por entonces vivía Shadi con los niños que poseía el poder del prana. A hurtadillas, vio la Sortija en la Roca Milenaria y corrió a por ella. Si bien Shadi no le paró, y Bakura llegó incluso a ofrecerle cualquier dinero que deseara por ella, pero Shadi le avisó de que la Sortija sería la que decidiría si era digno de portarla. Al ponérsela, Bakura expresó cómo se sentía al llevarla, pero seres espectrales empezaron a agarrarle. Esto hizo que Ryo saliera de su escondite en su ayuda. Entonces, el espíritu de la Sortija eligió al niño como su huésped y tomó posesión de su cuerpo.
Si bien Ryo intentó olvidar lo que ocurrió y contaba que obtuvo la sortija cuando su padre la compró en una tienda de antigüedades en Egipto, esto influyó en cómo se alejó de su familia. Por su parte, su padre pasó a dirigir el museo de la ciudad.
En el anime, Bakura poseía un aspecto diferente al visto en el manga y la película Yu-Gi-Oh! El Lado Oscuro de las Dimensiones, y obtuvo la Sortija junto la carta "El Demonio de Siete Brazos" en un bazar. Cuando volvió de Egipto, le dio a Ryo la Sortija, ya que sentía que el pequeño "estaba destinado a poseerla".